Medicina aristotélica para combatir la pandemia de Coronavirus
[Aristotelian medicine to combat the Coronavirus pandemic]
[Medicina aristotélica para combatir la pandemia de Coronavirus [Aristotelian medicine to combat the Coronavirus pandemic]]
Virgilio Hernando-Requejo1
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Resumen
A la atención del Editor en Jefe de la Revista Médica de Panamá:Estimado Editor:
En la actual pandemia de COVID-19 los acontecimientos se desencadenan a una velocidad excesiva para poder consolidar y divulgar protocolos terapéuticos adecuados. Resultan muy alentadoras las iniciativas como la propuesta recientemente por Cerrud-Rodriguez [1]: hacer pública su experiencia o, expresado de otro modo, difundir cómo en pocas semanas ha mejorado el tratamiento de estos enfermos.
A lo largo del tiempo, los médicos han buscado el modo de sentirse más seguros con sus decisiones, intentando superar la medicina aristotélica, en la que no caben certezas sino probabilidades que decidirán los sabios y expertos de forma no colectiva [2]. Debíamos superar la práctica de la medicina basada en la persona, en el profesional; esto cristalizó tras muchos siglos en la denominada medicina basada en la evidencia (MBE). Algunos ejemplos en los avances en la forma de pensar que condujeron a ella: la teoría matemática de las probabilidades de Bernoulli en el siglo XVII [3] (la probabilidad ya podía ser objetiva); la denuncia contra el secretismo en medicina (Beddoes, siglo XVIII); o la idea de que la experiencia colectiva es superior a la individual (Louis, Bichot y Magendie, siglo XIX) [4]. Hasta llegar, en el siglo XX, a la MBE, con un gran empuje sobre todo en la década de los 90. Un largo camino.
En la actualidad estamos viviendo una pandemia que choca con esta forma de pensar. No podemos recurrir a la MBE para tratar a nuestros pacientes con COVID-19. Habríamos podido generar evidencia si la hubiéramos buscado tras el brote de SARS-COV de 2003, incluso tras la “dosis de recuerdo” (utilizando terminología vacunal) que nos dio el de MERS-COV de 2012, pero debíamos de estar preocupados por nuestros “problemas del primer mundo”. Ahora ya no hay tiempo. Es difícil pero los médicos debemos ser capaces de frenar en seco y dar marcha atrás después de tantos siglos huyendo del individualismo, y volver temporalmente a la medicina aristotélica, que nos permitiría aceptar opiniones personales o de grupos que tienen algunas semanas más que nosotros de experiencia para mejorar el tratamiento de nuestros pacientes con COVID-19. De este modo, cada país, incluso cada ciudad vecina a la que llega la pandemia con fuerza, podría aprovechar los conocimientos recién adquiridos en otros hospitales, y así salvar más vidas. La medicina basada en la evidencia tiene su utilidad, pero también limitaciones, [5] y esta pandemia es una de ellas que no esperábamos.
Abstract
A la atención del Editor en Jefe de la Revista Médica de Panamá:
Estimado Editor:
En la actual pandemia de COVID-19 los acontecimientos se desencadenan a una velocidad excesiva para poder consolidar y divulgar protocolos terapéuticos adecuados. Resultan muy alentadoras las iniciativas como la propuesta recientemente por Cerrud-Rodriguez [1]: hacer pública su experiencia o, expresado de otro modo, difundir cómo en pocas semanas ha mejorado el tratamiento de estos enfermos.
A lo largo del tiempo, los médicos han buscado el modo de sentirse más seguros con sus decisiones, intentando superar la medicina aristotélica, en la que no caben certezas sino probabilidades que decidirán los sabios y expertos de forma no colectiva [2]. Debíamos superar la práctica de la medicina basada en la persona, en el profesional; esto cristalizó tras muchos siglos en la denominada medicina basada en la evidencia (MBE). Algunos ejemplos en los avances en la forma de pensar que condujeron a ella: la teoría matemática de las probabilidades de Bernoulli en el siglo XVII [3] (la probabilidad ya podía ser objetiva); la denuncia contra el secretismo en medicina (Beddoes, siglo XVIII); o la idea de que la experiencia colectiva es superior a la individual (Louis, Bichot y Magendie, siglo XIX) [4]. Hasta llegar, en el siglo XX, a la MBE, con un gran empuje sobre todo en la década de los 90. Un largo camino.
En la actualidad estamos viviendo una pandemia que choca con esta forma de pensar. No podemos recurrir a la MBE para tratar a nuestros pacientes con COVID-19. Habríamos podido generar evidencia si la hubiéramos buscado tras el brote de SARS-COV de 2003, incluso tras la “dosis de recuerdo” (utilizando terminología vacunal) que nos dio el de MERS-COV de 2012, pero debíamos de estar preocupados por nuestros “problemas del primer mundo”. Ahora ya no hay tiempo. Es difícil pero los médicos debemos ser capaces de frenar en seco y dar marcha atrás después de tantos siglos huyendo del individualismo, y volver temporalmente a la medicina aristotélica, que nos permitiría aceptar opiniones personales o de grupos que tienen algunas semanas más que nosotros de experiencia para mejorar el tratamiento de nuestros pacientes con COVID-19. De este modo, cada país, incluso cada ciudad vecina a la que llega la pandemia con fuerza, podría aprovechar los conocimientos recién adquiridos en otros hospitales, y así salvar más vidas. La medicina basada en la evidencia tiene su utilidad, pero también limitaciones, [5] y esta pandemia es una de ellas que no esperábamos.
Citas
[1] Cerrud-Rodriguez, R; Victoria, G; Sandoval, J; Cuero, C; Alfaro, F; García, MJ. Lecciones desde el epicentro occidental de la pandemia: la experiencia de Montefiore Health System en el manejo de pacientes infectados con COVID-19 en la ciudad de Nueva York. Revista Médica de Panamá́. https://www.revistamedica.org. Fecha de publicación temprana: 24 de abril, 2020. DOI: http://dx.doi.org/10.37980/im.journal.rmdp.2020881
[2] Junquera LM, Baladrón J, Albertos JM, Olay S. Medicina basada en la evidencia (MBE). Ventajas. Rev Esp Cirug Oral y Maxilofac 2003; 25: 265-272
[3] Gracia D. Medicina basada en la evidencia: aspectos éticos. Bioética 2000; 8:1.
[4] Echeverri RJ. Medicina basada en la evidencia: orígenes, filosofía y lineamientos. Rev Urol 2001; 12:66
[5] Fava GA. Evidence-based Medicine Was Bound to Fail: A Report to Alvan Feinstein. J Clin Epidemiol 2017; 84:3-7. Doi: 10.1016 / j.jclinepi. 2017.01.012
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